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flamenco y tradición en Valladolid

Dedicado a un buen aficionado de estas tierras, Ivan Sebastian Herrero, afincado actualmente en Chiclana.
Si ya es difícil, escribir algo nuevo sobre la historia del flamenco, debido a la gran cantidad de libros artículos y reseñas que describen la historia de este arte por parte de profesionales, artistas, escritores, periodistas y, personas que estudian el conjunto global del flamenco, en cuanto a su génesis y los elementos que han intervenido en la formación  de este arte; no menos, es reseñar la tradición y afición flamenca en estas tierras vallisoletanas, sin poder evitar algún error o dato equivocado. Por ello anticipadamente expongo, si a lugar, mis disculpas.
Para ello debo retroceder unos años atrás, a una de las tertulias flamencas que se programan en la biblioteca municipal de San Nicolás de Valladolid, a la cual solemos acudir los aficionados de esta ciudad. En esa ocasión la tertulia se desarrollo sobre la tradición flamenca en Valladolid, charla que fue expuesta y dirigida  por D. Pascual Cordero Navarro, presidente por aquellos años de la peña flamenca "la Siguiriya" de esta localidad. Gran aficionado al flamenco y persona capacitada e ilustrada sobradamente para desarrollar el tema.

                                                       D. Pascual Cordero Navarro
Como suele ocurrir, en la historia del flamenco, es difícil concretar como y cuando surge en Valladolid y provincia, la afición y  tradición al flamenco. Según la opinión de Pascual, se conocen datos por boca de nuestros mayores y antecesores, que una de las circunstancias que incidieron para el conocimiento de este arte, fue debido a la transhumancia del ganado procedente de Extremadura y a las cuadrillas de jornaleros de esta región, posiblemente algunos andaluces que se acercaban los veranos para trabajar en la recolección y siega del cereal, a las localidades del alfoz de la capital.
   Otro de los apuntes mencionados. fue el edificio actual, sede de la Condejeria de Cultura de la Junta Castilla y León, ubicado frente al puente colgante en la avenida de Salamanca, Este edifico fue hospital Psiquiátrico y anteriormente penal estatal, donde eran internadas personas de diferentes lugares de España, entre ellas andaluces, lo que determinaba en menor medida, el asentamiento de familiares durante el período de reclusión en las inmediaciones del lugar. 

 Monasterio de Nuestra Sra. del Prado, siglo XV, actual sede de la Conserjeria de Cultura de la Junta de Castilla y León.
La llegada del ferrocarril a Valladolid, también incidió en mayor o menor medida, como medio de paso o llegada de familias o personas de Andalucía.
Con estas primeras informaciones, no es difícil llegar a plantearse la hipótesis sobre la mezcla de cultura, para lo cual se debe de tener en cuanta, que después de los duros trabajos de aquellos años, en las horas de descanso o al finalizar la jornada de trabajo, se frecuentaran tabernas y locales, donde al amparo de un buen trago de vino, aflorara el espíritu  musical de andaluces, castellanos y extremeños, con el  consiguiente intercambio y asimilación de cultura, que fue tomando arraigo con el paso de los años.
Otro de los factores, ya adentrado el siglo XX, fueron las compañías flamencas  que presentaban su espectáculo en los teatros de la ciudad y la aparición de los primeros soportes de grabación que comenzaron a ser transmitidos por las emisoras de radio locales o nacionales, que como en cualquier lugar de España se comenzó a radiar y a ofrecer los famosos concursos radiofónicos en los que primaban la copla y el flamenco en las voces de los artistas de moda.
  Estos ingredientes y, quizás algunos más, fueron el caldo de cultivo para crear una afición a fin al flamenco.
Teatros en Valladolid, como fueron, El Capitol, el Pradera, el Lope de Vega, y son, el Zorrilla, el Calderon, el Carrión y posteriormente el Cervantes, albergaron en sus escenarios a los artistas flamencos de cada generación, llegando a crear, como en otras ciudades de la región, una gran afición, de la que surgieron algunos artistas de fama internacional como llegaron a ser, Vicente Escudero,y Mariemma en Valladolid, otros de menor popularidad, no por ello menos importantes.
 Por estos espacios de ocio, según testimonios contrastados, en anuncios de las carteleras de los teatros, pasaron artistas como: Pepe de la Matrona, Bernardo de los Lobitos, Cepero, la Niña de los Peines y, seguramente la mayoría de cantaores, bailaores y guitarristas profesionales que realizaban sus giras por todo el territorio nacional.
   Después de la guerra civil española, la afición al flamenco se encontraba arraigada en las diferentes provincias castellanas; Zamora, Salamanca y Valladolid se alzaban sobre las demás. por su afición. llegando incluso a destacar y afianzarse en localidades respectivas de cada una de ellas, Medina del Campo, foco importante de buenos flamencos, Medina de Rioseco, Toro y Benavente en Zamora, a demás de localidades cercanas a las capitales de provincias.
   Mediado el siglo pasado, era muy común después de la jornada laboral, caída ya la tarde, reunirse grupos de aficionados para beber unos vasos de vino o porrones que pasaban de mano en mano al tiempo que se canturreaban unos cantes, recorriendo, las tabernas, cantinas o lugares donde se pasaba un buen rato escuchando cantar a los mejores cantaores aficionados, que por norma general cantaban a capella, sin acompañamiento alguno de instrumento. Menciono algunos de los establecimientos que proliferaban por aquellos años en la ciudad de Valladolid, los Morales, la Reja, el Resbalón, la Cigaleña, el Cielo, la Gloria, el Bolinchero, la Solera, posada Ponciano, Posada del Mar, etc, por citar algunos de ellos, ya que se cantaba flamenco en cualquier rincón y calle cuando se daba el momento propicio para ello.
  Por aquellos años, sobre todo en la semana de fiesta local, los teatros de Valladolid ofrecían al publico carteleras flamencas, anunciando a los artistas más importantes de la época, hasta finales de los años 60, Juanito Valderrama, Marchena, Pepe Pinto, Antonio Molina, Niño Ricardo, Antonio Gades, Rafael Farina, Camaron y Paco de Lucia, en la compañia de Juanito Valderrama con apenas 18 años, fueron algunos de los artistas entre otros, que recuerdo haber ido a presenciar. Hasta estos años, la música predominante en España era la copla y el flamenco, estilos de fandangos de Caracol, el Pinto, y otros, los cuatro muleros, la rosa, la milonga,  eran las grabaciones predominantes en las retransmisiones de la radio, con frecuentes apariciones flamencas los sábados en la incipiente y nueva TV española.
   Todo esto afianzo una nutrida afición flamenca, que dio como resultado en algunas capitales, la creación de peñas flamencas. En Valladolid aparecieron tabernas flamencas, como la Posada del Mar y la taberna flamenca "la Acequia" fundada en 1,980 que sirvieron como referente y eslabón entre la primera afición y la actual.
                                                      taberna Flamenca "la Acequia"
en 1,982 se funda la Peña Flamenca la Siguiriya, con sede en la cafetería París, situada en la C/ Garcia Morato 39, aun permanece activa. Tres años más tarde 1.985 nace la Asociación Cultural de Arte Flamenco El Quejio, que llega a desaparecer en 1.992.
Un punto importante de flamenco en la capital vallisoletana fue el desaparecido Café España, que durante varios años ofreció recitales flamencos por artistas reconocidos, como Jose Menese, Diego Clavel, Manuel Agujetas ..etc.
                                           socios de la Peña la Siguiriya, foto de recuerdo

                                                Asociación Cultural Flamenca el Quejio 
Sería una larga lista nombrar a muchos de los buenos aficionados y quizás me olvidaría de alguno, tan solo algunos de los más representativos como fueron: Amador González, Manuel Calderon, Laurentino Factos y Eugenio Sánchez S. Jose "el Manazas"guitarristas de esta localidad, Eugenio llego a compartir escena con Manolo Caracol y Lola Flores,
Priminio Oliveros Martínez, Manolo de Vega, quien llego a alcanzar fama naconal. En el año 1.965 gano el primer premio en Cantes de Levante en el concurso nacional de Córdoba.
Manuel Panero Aguado "Marchenita" actuó junto a Camaron en una de las que sería, ultimas actuaciones de este cantaor  cuando pasó por esta ciudad en 1.990. Calos Salgado "Castañeta" cantaor y buen aficionado a este arte, En la actualidad promueve eventos con los aficionados al cante, toque y baile de Valladolid ,en  diferentes salas y locales; es miembro de la peña "La Siguiriya".
  De la misma forma que en la capital de provincia, el flamenco arraigo y creo afición, también en los pueblos tubo sus aficionados, lógicamente en menor número; pero lo mismo que sucedió en mi pueblo natal Zaratán, del que puedo recordar desde mi niñez, había una afición considerable, hasta el punto similar a su capital. Raro era el fin de semana, sábados o domingos, en los dos únicos bares o cantinas, como a sí se llamaban a estos locales, donde se prodigaban grupos de amigos, todos ellos aficionados al flamenco, que no surgiera la típica "juerga" donde se cantara  jaleara flamenco. algunos de ellos con una buena voz, como, Emilio Lajo, su hermano Jesús, los hermanos San Juan, de quienes destaco al mayor, Crestencio "Niño de Zaratán" quien actuó en teatros ambulantes, como fueron "el Argentino" y el "Cirugeda" y, muy amigo de Manolo de Vega.
 Creo que en otras localidades, sucedió lo mismo, en mayor o menor medida.
 Dos de las fuentes de difusión del flamenco, de gran importancia para estas aficiones, desde los primeros años del siglo XX, hasta finales de la década 60 fueron la radiodifusión y la llegada de los soportes de grabación, los primeros discos de pizarra, vinilo y posteriormente las cintas magnéticas. por donde el flamenco se difundió, hasta el último rincón de la geografía nacional. Hasta la llegada de la nueva música, como fue; el pop y el rock, que desplazo y relego a un plano inferior al flamenco que desapareció casi por completo de la programación TV y de la Radio.
   En la actualidad, la afición flamenca se concentra en una minoría  pública, que vive el flamenco de otra manera, esta es más intima, en peñas, grupos reducidos de aficionados que se reúnen en pequeños locales privados. y tertulias organizadas, como sucede el la biblioteca Municipal de S. Nicolas de Valladolid. ¿ por que?. esta es mi pregunta. Una de las causas, es la prohibición de las leyes gubernamentales a ejercer el canto en cafeterías y bares, determinado por la sociedad general en la que vivimos "Todo molesta".
   En fin, espero que esta breve reseña, sirva para comprender al buen aficionado flamenco y, como se disfrutaba de este arte, en tiempos y años ya pasados. Viejas añoranzas, que nunca volverán.  



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