Con más de dos meses de publicación en cartelera, por fín el sábado 4 de Mayo de este año en curso 2019, la afición flamenca de Valladolid, pudo disfrutar de la presencia en el escenario del teatro Cervantes de esta ciudad del cantaor malagueño afincado en Granada Alfredo Tejada, ganador del máximo trofeo de los cantes de las minas en la edición del 2017, que es, la lámpara minera del Festival Internacional de los cantes mineros, que se celebra en la localidad de la Unión (Murcia).
Así se presentaba el cartel publicitario correspondiente a este día en la gira, en la que Alfredo Tejada se encuentra inmerso en este año por diferentes lugares de la península.
En esta ocasión he podido ser testigo privilegiado de un evento de esta categoría, al poder presenciar "in sitúm" la puesta en escena, los por menores del sonido, la iluminación y toda la parafernalia del trabajo de todos las personas que intervienen para la optima presentación del recital, contado las horas de ensayo y puesta a punto de artistas, técnicos de sonido y iluminación y conseguir un recital, completamente controlado, sin dejar nada al azar, y a la improvisación.
Acompañado de José Luis Montón, guitarrista y compositor, Emilio Martín. violinista, Gilberto de la Luz y Mariano Cortés, coros y palmas, el percusionista David Galiano y la bailaora Macarena Mulero.
Alfredo Tejada presentó un recital adecuado a su personalidad artística, que se aleja de lo que suele ser un recital flamenco clásico "Sota caballo y Rey", como se suele decir. Quizás fuera de la linea clásica flamenca, pudiendo sorprender a los aficionados más ortodoxos, aunque personalmente, mi opinión particular, mantiene una formula que se mueve dentro de la esencia principal de los estilos, recreando y re elaborando su propia identidad. Al mismo tiempo, deja patente con toda claridad su personalidad y sus grandes dotes interpretativas, a la hora de imprimir su lucha en el cante, transmitiendo al oyente desde el primer momento, su sentimiento y sus facultades de voz, técnica y conocimiento en la disciplina del cante flamenco.
Alfredo Tejada presentó un recital adecuado a su personalidad artística, que se aleja de lo que suele ser un recital flamenco clásico "Sota caballo y Rey", como se suele decir. Quizás fuera de la linea clásica flamenca, pudiendo sorprender a los aficionados más ortodoxos, aunque personalmente, mi opinión particular, mantiene una formula que se mueve dentro de la esencia principal de los estilos, recreando y re elaborando su propia identidad. Al mismo tiempo, deja patente con toda claridad su personalidad y sus grandes dotes interpretativas, a la hora de imprimir su lucha en el cante, transmitiendo al oyente desde el primer momento, su sentimiento y sus facultades de voz, técnica y conocimiento en la disciplina del cante flamenco.
Todos los estilos que presenta en este recital, sin dejar el clasicismo de ellos, mantienen su espíritu, pero al tiempo sufren un renovación, jugando con las melismas propias del cante flamenco, alargando los tercios, dejando claro en todos ellos, sus grandes facultades vocales, algo que se pone de manifiesto y se reproduce durante todo el recital. De ello se puede apreciar en esta grabación.
Con tres citas, recordando a Manolo Caracol, Enrique Morente, la figura del poeta Miguel Hernández. Abrió en recital recordándonos las miserias que se ciernen con las guerras y la muerte de inocentes, acompañado por el sonido brillante del violin en las manos de Emilio Martín que puso su música sobre los ayes de las voz dolida de Alfredo en el intento de transmitir su pena y dolor sobre este tema. Con una coreografía muy estudiada, logro impactar de principio a fin en este primer tema.
Sin apenas tiempo, entre los estilos presentados, fue transcurriendo el recital, sobre, tangos al estilo de Granada, Solea de Triana, donde Alfredo mostro su técnica y cualidades en este difícil estilo, fuerza, gusto, recreándose en los tercios muy ligados, en un amplio campo de tesitura en la voz con unos agudos esplendidos, peleando el cante, rompiendo la voz en algún instante, dándole su propia personalidad y sentido al cante, de forma magistral. mientras arropado por el toque del maestro Jose Luis Montón que supo estar a la altura de las circunstancias, con su forma personal y fluida en el toque de guitarra. a quien pudimos escuchar en escena, con una interpretación en solitario.
Solea de Triana
Las intervenciones, de los palmeros que en algunos de los estilos cantados, colaboraron con sus voces de acompañamiento en algunos de los temas, fueron correctas y precisas, además del buen compás y ritmo en todo el recital, igualmente destacar la labor del percusionista David Galiano, que junto a sus compañeros Gilberto de la Luz y Mariano Cortes, supieron imprimir el ritmo y compás al recital.
La aparición en escena de la bailaora Macarena Mulero, en sus intervenciones sobre martinetes y cantiñas pusieron la luz de alegra y el buen baile, justo, preciso sin abusos de largos zapateados, estructurando el baile, interpretando el sentido del cante y la guitarra, acorde a los estilos cantados, dejando evidencia de su conocimiento, preparación y buena técnica en esta disciplina tan exigente como es el baile flamenco, consiguiendo levantar los ¡Oles! y los jaleos del público en algunos de sus desplantes. En esta breve pincelada la podemos ver bailando por alegrías, en las que se puede observar la entrega en el cante a Alfredo Tejada, que ni cantando por cantiñas se relaja ni un momento, mostrando su entrega en la interpretación, sea el palo que sea. derrochando facultades y conocimiento de los cantes, al tiempo que da en ellos su propia recreación y aire fresco. Virtudes exponenciales de este cantaor (mi opinión particular).
por Alegrias
Una farruca, de sello propio, fandangos naturales y de Huelva, unas bulerias, fueron algunos de los siguientes estilos que aparecieron en el recital, con los consiguientes cambios de coreografía, como el ejemplo en estos fandangos., naturales y por Huelva, que como en todos los estilos Alfredo, imprime su propio sello, con fuerza y entrega.
Fandango Natural y de Huelva
Y poco a poco fue transcurriendo la noche entre cante y cante hasta llegar al final, y algo muy normal en este tipo de recitales y norma ya establecida, Alfredo Tejada se despidió del público asistente, con un fin de fiesta por bulerias, en donde intervino la bailaora, Macarena.
despedida por bulerias
En este recital se puede destacar, no solamente las cualidades artísticas y técnicas de los participantes, compás, ritmo, técnica y conocimientos de las disciplinas implícitas en el arte flamenco. También la presentación escénica, la coreografía, el orden escénico, los elementos de apoyo técnicos, como la luz, los colores, el sonido, las proyecciones, todo perfectamente controlado, para poder llevar el recital a un fin común, manteniendo la atención constante del publico. En este día predomino un flamenco de aires renovadores, manteniendo el espíritu clásico de los estilos, como ya se ha apuntado anteriormente, para un público más general y perfectamente acto para los aficionados más clásicos.
Esta fue la impresión general de los asistentes en el cambio de impresiones, después del recital, muy positivo para el arte flamenco. Recitales de esta categoría hace falta en esta ciudad para hacer afición, algo de agradecer a estos jóvenes artistas que luchan por un lugar destacado en este mundo tan complejo y exigente del flamenco.
Mi mas cordial felicitación a todos los participantes, deseándoles un camino plagado de éxitos como premio a su entrega y trabajo.
Las intervenciones, de los palmeros que en algunos de los estilos cantados, colaboraron con sus voces de acompañamiento en algunos de los temas, fueron correctas y precisas, además del buen compás y ritmo en todo el recital, igualmente destacar la labor del percusionista David Galiano, que junto a sus compañeros Gilberto de la Luz y Mariano Cortes, supieron imprimir el ritmo y compás al recital.
La aparición en escena de la bailaora Macarena Mulero, en sus intervenciones sobre martinetes y cantiñas pusieron la luz de alegra y el buen baile, justo, preciso sin abusos de largos zapateados, estructurando el baile, interpretando el sentido del cante y la guitarra, acorde a los estilos cantados, dejando evidencia de su conocimiento, preparación y buena técnica en esta disciplina tan exigente como es el baile flamenco, consiguiendo levantar los ¡Oles! y los jaleos del público en algunos de sus desplantes. En esta breve pincelada la podemos ver bailando por alegrías, en las que se puede observar la entrega en el cante a Alfredo Tejada, que ni cantando por cantiñas se relaja ni un momento, mostrando su entrega en la interpretación, sea el palo que sea. derrochando facultades y conocimiento de los cantes, al tiempo que da en ellos su propia recreación y aire fresco. Virtudes exponenciales de este cantaor (mi opinión particular).
Una farruca, de sello propio, fandangos naturales y de Huelva, unas bulerias, fueron algunos de los siguientes estilos que aparecieron en el recital, con los consiguientes cambios de coreografía, como el ejemplo en estos fandangos., naturales y por Huelva, que como en todos los estilos Alfredo, imprime su propio sello, con fuerza y entrega.
Fandango Natural y de Huelva
Y poco a poco fue transcurriendo la noche entre cante y cante hasta llegar al final, y algo muy normal en este tipo de recitales y norma ya establecida, Alfredo Tejada se despidió del público asistente, con un fin de fiesta por bulerias, en donde intervino la bailaora, Macarena.
En este recital se puede destacar, no solamente las cualidades artísticas y técnicas de los participantes, compás, ritmo, técnica y conocimientos de las disciplinas implícitas en el arte flamenco. También la presentación escénica, la coreografía, el orden escénico, los elementos de apoyo técnicos, como la luz, los colores, el sonido, las proyecciones, todo perfectamente controlado, para poder llevar el recital a un fin común, manteniendo la atención constante del publico. En este día predomino un flamenco de aires renovadores, manteniendo el espíritu clásico de los estilos, como ya se ha apuntado anteriormente, para un público más general y perfectamente acto para los aficionados más clásicos.
Esta fue la impresión general de los asistentes en el cambio de impresiones, después del recital, muy positivo para el arte flamenco. Recitales de esta categoría hace falta en esta ciudad para hacer afición, algo de agradecer a estos jóvenes artistas que luchan por un lugar destacado en este mundo tan complejo y exigente del flamenco.
Mi mas cordial felicitación a todos los participantes, deseándoles un camino plagado de éxitos como premio a su entrega y trabajo.
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